miércoles, 17 de mayo de 2017

EGIPTO Y SU LEGADO

EGIPTO Y SU LEGADO
En suma, como máximo, enjuiciaremos al antiguo Egipto como algo exótico, atractivo; incluso curioso, pero lo suficientemente distante de nuestras vidas y problemas cotidianos, como para impedir que nos vinculemos de modo consciente con tan remoto mundo, pretendida expresión arquetípica del despotismo, la esclavitud y la falta de libertad, bajo el imperio de un sistema teocrático, en el que el faraón, ser divino viviente, resultaba ser, a los ojos de los griegos, el amo absoluto de todo Egipto y de cuanto en sus límites se encontraba.

Bajo esta visión enormemente simplificada, sin embargo, subyacen otras realidades que las corrientes investigadoras en egiptología no han subrayado adecuadamente (quizás por tratarse de cuestiones aparentemente solo aptas para sabios ensimismados en su pequeño universo, demasiado a menudo exclusivo y excluyente).

Es sobre algunos de estos elementos que configuran los perfiles de la cultura faraónica, que versará esta pequeña comunicación, con la intención de someterlos a vuestro conocimiento y a vuestra reflexión.

El vehículo de la ciencia egipcia fue la envoltura religiosa. En el mundo egipcio el mito envuelve al conocimiento científico para expresarlo de un modo oculto, solo comprensible para los iniciados, ver, los sacerdotes poseedores del conocimiento.

Sabemos como se imaginaban o explicaban la creación del mundo, del universo egipcio. A través del relato de la cosmogonía heliopolitana conocemos como Ra creó a Shu (el aire) y Tefnut (la humedad) y estos, a su vez a Gueb (la tierra) y Nut (la bóveda celeste), todos ellos expresiones parciales del universo físico bajo forma religios
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